Los precios al llegar, nos parecieron hasta caros... y seguíamos regateando como cosacos, oye, que la moto en Chiang Mai nos ha costado menos...mientras el travesti nos decía (más o menos) que nos buscásemos la vida, que esto era una isla de turistas. Así que, sin más dilaciones, procedimos con la motillo...( Llegamos tarde al barco privado que nos llevaba a nuestro resort)
La moto...novedad! Esto de cambio automático...una maravilla, lo llegamos a saber, y hubiésemos pedido todas las motos de cambio automático desde el principio!! Oye, ¿Y las maletas? Encima de nosotros!!! Como en Chiang Mai!! Una pasada, trolley sobre rodilla, y carretera y manta! Bueno, manta...chubasquero, casco, trolley, mochilote, mochilillas...y un precioso álbum que no nos cabía en ningún sitio y nos iba dando el viaje! Pero ahí que íbamos con la motillo, carretera pedregosa pa'rriba, piedrolas pa'bajo, casi nos caemos pero bien bien...y llegamos al resort todos caladillos.
Cena, relax, una maravilla: super romántica en la playa en un chiringuito tailandés bohemio, me pinté el ojo y todo, por favor, después de tantos días de mochilera!! Qué emoción!! Ducha y ponerse mona!! Moto arriba, moto abajo, nos compramos unas gafas de bucear por la noche, y a dormir prontito que mañana madrugamos para bucear.
Qué suerte, no nos llovió nada en el día, gafas y tubo en mano, bajamos hasta el sur de la isla, y era un cabo precioso tipo... "Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul" (pero desde otro lado del planeta,que sería algo así como... "Camboya a un lado, al otro Tailandia, y allá a su frente, Malasia". Y de sur a norte, fuimos recorriendo las playas a este y oeste de la isla.
La verdad, maravilloso estar rodeado de estos mares cristalinos, playas paradisíacas, arena blanca y fina...y cuando nos adentramos en el agua...corales, corales, corales, almejas, peces, qué pasada! Nos pasamos horas y horas bocaabajo, una auténtica maravilla, la cámara jamás reflejará lo que sentimos en aquel momento.
Aunque también hubo un momento NEMO. ¿Os acordáis de cuando Dori y Marlin buscan a Nemo, y nadan peligrosamente entre medusas intentando que no les piquen? Bueno, pues cuando en la cara se nos estampaban las-mi-ni-me-du-si-tas yo me quería morir, pero no podía gritar, ni abrir la boca, porque nos las tragábamos!!! Gracias a Dios no picaban, porque hubiésemos salido hechos un cuadro. Estaban por todo el cuerpo!!
Ese fue un momento desagradable, porque empezamos a ponernos nerviosos, a respirar mal, y rápido, a mi el tubo se me llenaba de agua, y quería llegar a la orilla sin respirar ni nada...bueno, pasó.. y fue cuando nos dimos cuenta de una...de una... de una muy buena... Toda la parte trasera de nuestro cuerpo, era ROJA. ROJA GAMBA, roja pasión, roja que te quiero roja...el sol de Tailandia en nuestro cuerpo serrano que se ha pasado buceando, bocabajo, muchas horas del día...
Qué bueno, no podíamos ni sentarnos, "tós quemaditos", crema por allí, crema por allá...así que nos pareció correcto quedarnos en el resort de lujazo a disfrutarlo, con puesta de sol...que ahí sí que se nos cayó la baba...pero qué maravilla...Esto sí que era un placer de dioses, ver el sol poniéndose en el mar. De verdad, fue emocionante. Luego cenita con Bloody Mary imposible de tomar, qué pena, le pusieron tanta pimienta que fue imposible....le pedimos al pobre barma "Mai Pet, mai pet" pero como para ellos, la pimienta no es "pet" = picante, pues nada...una pena.
Con una mañana "left" de disfrute de isla, recogimos todos los trastos, madrugamos montón y nos fuimos motoabajo a ver más isla. No podíamos estar quietos ni un segundo. Fue como un regalo, más buceo, más paraíso, más corales, más playas blancas...disfrutar de la moto, del parque natural, del giga-lagarto que no se apartaba de la carretera y no nos dejaba pasar con la moto...qué Isla...
Con tanto disfrute, casi se nos va el barco que nos llevaba de vuelta al continente... Bus, y a Bangkok, a "repetir" hotel, que ya nos queda menos para disfrutar...nos gusta mucho este país...MUCHO
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